La mal llamada “Ley de Telecomunicaciones” es una puñalada directa a tus derechos. No es una ley, es un manual de represión escrito por Morena para controlar, espiar y silenciar a quien se atreva a pensar diferente.
¿Privacidad? Muerta.
¿Libertad de expresión? Aplastada.
¿Democracia? Despedida.
Morena no busca protegerte. Quiere saber dónde estás, qué haces, qué opinas y con quién hablas. Y lo peor: sin necesidad de un juez, sin supervisión, sin frenos.
Una dictadura digital legalizada.
El diputado Christian Castro Bello lo gritó en tribuna:
“Una seguridad que pisotea derechos NO es seguridad: es AUTORITARISMO”.
Pero a Morena le vale madre.
Rechazaron de forma descarada incluir la única garantía que separa un gobierno democrático de un estado policial: la orden judicial.
Con esta ley, tu celular será su cámara, tu ubicación su mapa de control, tus conversaciones su expediente. Nos están convirtiendo en rehenes de nuestro propio teléfono.
La Constitución no es un papel decorativo. El artículo 6º protege tus datos. El 16º impide que te molesten sin orden fundada.
Pero Morena ya decidió: la Constitución les estorba.
¿Y sabes qué es lo más cínico? Ya lo dijo la Suprema Corte en 2022: estas medidas son ilegales. Ya tumbaron el padrón de celulares.
Pero Morena regresa con más fuerza, más perversión y más hambre de control.
Esto no es seguridad.
Es represión.
Es censura.
Es espionaje de Estado disfrazado de ley.
Hoy rastrean tu ubicación. Mañana revisan tus mensajes. Pasado mañana, te desaparecen del mapa digital por “peligroso”.
¿Hasta cuándo vas a quedarte callado?
Esta ley no es para protegerte.
Es para vigilarte, manipularte y romperte el hocico si hablas de más.