Las sombras del poder: la red de corrupción que rodea a Adán Augusto López

El paso de Adán Augusto López por la gubernatura de Tabasco y la Secretaría de Gobernación está marcado por una trama de corrupción, tráfico de influencias y contratos amañados. Detrás de su aparente perfil austero y disciplinado, se oculta una red de empresarios, operadores financieros y funcionarios que crecieron al amparo de su poder, amasando fortunas y tejiendo vínculos con obras y dependencias públicas en distintos estados del país.


Contratos millonarios y fortunas inexplicables

Durante los últimos años, López acumuló cuestionamientos por transferencias millonarias de origen incierto, propiedades no declaradas y vínculos con empresas que fueron beneficiadas con adjudicaciones directas en su natal Tabasco. Detrás de su figura, una serie de notarios, contratistas y supuestos “proveedores de salud” levantaron imperios financieros a la sombra del presupuesto público.

Empresas como FMedical, Aspen Construcciones y Línea Médica del Sur lograron contratos por más de dos mil millones de pesos para hospitales móviles y obras de infraestructura médica en diversos estados. Lo hicieron bajo gobiernos aliados y, en muchos casos, mediante mecanismos opacos, con licitaciones a modo y sobreprecios documentados. Los auditores locales detectaron daños patrimoniales por más de mil millones de pesos.

El patrón se repite en cada nombre del círculo cercano: proyectos inflados, facturación irregular y sociedades que desaparecen después de recibir los pagos. Todo apunta a una red estructurada, donde los negocios y la política se entrelazaron sin límites éticos.


Los hombres del círculo de Adán

Entre los empresarios más favorecidos se encuentran figuras que fueron piezas clave en la expansión de esta red.

  • Fernando Padilla Farfán, un contratista que multiplicó sus ingresos con la llegada de López a Gobernación, extendiendo sus operaciones a varios estados y participando en contratos del sector salud que hoy están bajo revisión.
  • Mario Manuel Guerra Mabarak, contador y apoderado de constructoras que firmaron contratos por más de mil millones de pesos, muchos de los cuales fueron señalados por sobrecostos y obras inconclusas.
  • Manuel Marcué Díaz, exdirector de Finanzas en la Secretaría de Salud de Tabasco, responsable de autorizar contratos millonarios para empresas recién creadas que terminaron desviando recursos federales. Más tarde, fue recompensado con un cargo en la Secretaría de Gobernación, desde donde siguió acumulando denuncias.
  • Daniel Flores Nava, contratista de Dos Bocas y operador financiero que manejó más de 27 mil millones de pesos en obras petroleras. Su muerte en un accidente aéreo desató suspicacias, pues ocurría justo cuando se preparaban revisiones de sus contratos.

Todos ellos crecieron con López y terminaron bajo investigación, auditorías o en el exilio. Ninguno ha podido justificar el origen de su riqueza ni la velocidad con que la obtuvieron.


Poder, negocios y silencio

La madeja de corrupción no se limita a los contratos. Durante su gestión, Adán Augusto también utilizó su notaría para estructurar sociedades, registrar empresas y otorgar poderes legales a operadores que después serían beneficiados con obra pública. Su oficina fue descrita por antiguos empleados como un “puente jurídico” entre empresarios y dependencias estatales.

Incluso su entorno familiar aparece salpicado: cuñados con terrenos adquiridos a precios de ganga, socios con ranchos ganaderos y amigos cercanos que ahora viven en el extranjero tras manejar sumas millonarias del presupuesto federal. En Tabasco, el rumor es constante: nadie creció tanto, tan rápido y con tanto silencio, como el círculo del hoy senador.


Escándalos y caídas

El caso más reciente que sacudió su legado fue la captura de Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad de Tabasco y colaborador directo de López. Bermúdez fue señalado como líder de una organización criminal implicada en extorsión, narcotráfico y robo de combustible. Su detención internacional no solo exhibió la podredumbre institucional del sexenio tabasqueño, sino que también dejó en evidencia los vínculos entre la política local y el crimen organizado.

A ello se suman las investigaciones por desvíos en la Secretaría de Salud, las irregularidades en la refinería de Dos Bocas y los contratos otorgados a empresas fantasma durante su paso por Gobernación. Cada caso destapa un nuevo eslabón de una red que parece no tener fondo.


El costo político

Los escándalos que rodean a Adán Augusto López han erosionado su imagen y sembrado desconfianza incluso dentro de su propio partido. Sus antiguos aliados, hoy distantes, reconocen en privado que el desgaste es irreversible. La bandera de la “honestidad” con la que el tabasqueño construyó su carrera se desploma bajo el peso de las evidencias, las auditorías y el silencio cómplice de quienes aún lo protegen.

La pregunta que flota entre analistas y ciudadanos es la misma: ¿hasta dónde llegará la justicia, y cuántos de sus socios seguirán cayendo antes de que el propio Adán Augusto enfrente las consecuencias?


En Tabasco y en la capital del país, el eco es el mismo:
Las fortunas construidas bajo su sombra, las muertes sospechosas y los contratos millonarios ya no pueden esconderse detrás del discurso del cambio. El tiempo ha comenzado a cobrar la factura.

Por admin

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