«Jalonea» Monreal del brazo a Hugo Aguilar

Hugo Aguilar Ortiz llegó a la Cámara de Diputados con la solemnidad que implica ser el próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Sin embargo, lo que debía ser una participación institucional terminó convertido en una escena que dejó más preguntas que aplausos sobre su verdadera independencia.

En redes sociales comenzó a circular un video que captó el momento exacto en que Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) y uno de los hombres más influyentes de Morena, lo intercepta. Aguilar acababa de salir por una puerta y parecía dispuesto a seguir su camino frente a las cámaras. Pero Monreal, sin previo aviso y con gesto decidido, le sujetó el brazo con fuerza, girándolo y obligándolo a quedarse en un punto específico.

No fue un simple toque amistoso ni un guiño protocolario: la mano de Monreal se aferró al brazo de Aguilar, ejerciendo un control físico evidente, como quien acomoda a un actor secundario en el escenario antes de la toma final. La incomodidad de Aguilar se percibe en su reacción: un ligero titubeo, una mirada rápida y la postura forzada mientras Monreal ordenaba —literalmente— “una foto”.

Los fotógrafos y periodistas rodearon de inmediato a ambos, en una imagen que para muchos simbolizó el poder real detrás del nuevo ministro presidente. Internautas calificaron la escena como un acto de prepotencia y un recordatorio de que, lejos de ser un líder independiente, Aguilar parece estar bajo la tutela de quienes lo impulsaron.

Las palabras posteriores de Monreal solo reforzaron esa percepción: aseguró que Hugo Aguilar jamás habría llegado a la SCJN sin la reforma al Poder Judicial promovida por Morena. Dicho de otra manera, su presencia en la Corte es producto de una jugada política, y el “jalón” no fue solo físico, sino también una demostración pública de a quién debe su puesto.

Lo que oficialmente fue una visita para participar en el foro “México pluricultural: avances y retos en los derechos de los pueblos indígenas” terminó siendo la confirmación, para muchos, de que el próximo presidente de la SCJN no se mueve por voluntad propia, sino cuando alguien más le indica dónde pararse y cómo posar.

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