La SHCP decidió lo que todos temíamos pero nadie se atrevía a decir en voz alta: se acabó el estímulo fiscal. Por una semana —y ya sabemos cómo “lo temporal” se vuelve costumbre en México— todos pagaremos el IEPS completo. Cien por ciento. Sin amortiguadores. Sin anestesia.

La versión oficial habla de “condiciones estables” y “paridad cambiaria favorable”. La realidad es otra:
el gobierno necesita dinero… y lo va a sacar del mismo bolsillo de siempre: el tuyo.


La ficción del subsidio “temporal”

El Acuerdo 165/2025 fijó el estímulo fiscal en 0.00%. Eso, en español simple, quiere decir:

Adiós apoyo, arréglense como puedan.

Los nuevos montos son una joya:

  • $6.4555 por litro (gasolina menor a 91)
  • $5.4513 por litro (gasolina premium)
  • $7.0946 por litro (diésel)

Hacienda lo explica como un ajuste técnico… pero el bolsillo de los mexicanos lo traducirá como lo que es: una subida directa al costo de vida.

En un país donde el transporte mueve absolutamente todo, esto no es un aumento aislado: es un eco que va a rebotar en comida, servicios, logística, comercios y, al final, en el mismo salario que no crece al ritmo del IEPS.


La narrativa oficial vs. la vida real

Hacienda insiste en que el mercado está “lo bastante estable” como para retirar el apoyo.
¿Estable para quién?

Porque mientras el documento presume estabilidad financiera, el consumidor enfrenta:

  • inflación que no cede,
  • salarios que no alcanzan,
  • servicios básicos encarecidos,
  • y ahora, gasolina sin alivios.

Pero claro: los números en una oficina siempre se ven mejores que la vida en la calle.


Golpe al bolsillo… con firma oficial

La medida promete —según analistas— aumentar la presión inflacionaria. No hace falta ser economista para saberlo: si sube la gasolina, sube todo.

Hacienda se escuda en que es solo “una semana”.
Todos sabemos cómo terminan estas historias: las semanas se repiten hasta que el nuevo precio se normaliza y el ciudadano se resigna.

Esto no es una medida técnica.
Es una decisión política.
Y como siempre, recae en quienes menos margen tienen para absorber costos.


Un aviso de lo que viene

Este movimiento puede ser un globo de ensayo:
¿Puede el gobierno retirar el estímulo sin que el país explote?
Si la respuesta es sí… ya sabemos lo que sigue.

En un año fiscal complicado, sin margen y con presiones por todos lados, quitar el apoyo a combustibles es la forma más rápida de recaudar sin llamarle “aumento de impuestos”.

Y lo que hoy se vende como temporal podría convertirse en la nueva normalidad energética de México.

Por admin

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