Cuando el dinero se acaba, la imaginación fiscal florece.
El Servicio de Administración Tributaria (SAT), encabezado por Antonio Martínez Dagnino, parece haber encontrado su nueva mina de oro: cobrar dos veces el mismo impuesto.
Primero, al momento de comprar una póliza de seguro.
Y después, cuando esa póliza se usa.
Sí, así como suena: un doble IVA, disfrazado de “interpretación legal”.
El trasfondo: no hay dinero
El gobierno se ha quedado sin recursos frescos. La recaudación no alcanza, los fondos de estabilización están vacíos, y el gasto público sigue creciendo. Ante la falta de liquidez, el SAT no busca eficiencia ni combate a la evasión, sino nuevos pretextos para cobrar más, incluso si eso significa pasar por encima de la Constitución.
La medida retroactiva que pretende aplicar el SAT a las aseguradoras, equivalente a más de 200 mil millones de pesos, no solo carece de sustento legal, sino que rompe con principios básicos de seguridad jurídica. Por eso, las grandes aseguradoras —Allianz y AXA entre ellas— llevaron el caso a tribunales internacionales, donde saben que ganarían, porque en ningún país del mundo se cobra dos veces IVA por el mismo servicio.
El “arreglo” que no arregla nada
El llamado acuerdo entre las aseguradoras y el SAT, presentado como un triunfo de negociación, solo maquilla el problema. Las empresas que acepten desistirse de las demandas deberán pagar el IVA acreditado de este año, lo que parece razonable… hasta que se observa el fondo:
el SAT seguirá cobrando doble.
Por un lado, el consumidor paga IVA al adquirir su póliza.
Por otro, se le vuelve a cobrar el mismo impuesto cuando usa su seguro, ya sea en un hospital, taller o cualquier servicio cubierto por la póliza. En palabras simples, el SAT castiga al ciudadano por protegerse.
El argumento oficial es que son “hechos generadores distintos”: uno por comprar la póliza y otro por usarla.
Pero esa excusa ignora la naturaleza del contrato de seguro: la protección que se paga desde el inicio cubre precisamente esos servicios futuros. No es un consumo nuevo, es el mismo acto jurídico.
El impacto: todos pierden
El resultado de esta política será devastador para el consumidor.
En 2026, las pólizas de seguros —especialmente las de Gastos Médicos Mayores— tendrán aumentos significativos. Miles de familias que hoy apenas pueden costear una cobertura médica privada optarán por cancelarla.
En otras palabras, el Estado se embolsa unos cuantos miles de millones, pero el país pierde cultura de prevención, pierde confianza y pierde estabilidad financiera.
Porque cuando los seguros se encarecen, los hospitales públicos se saturan, el gasto social crece y la clase media se empobrece.
El verdadero problema
No se trata solo de un error técnico o una diferencia de interpretación.
Se trata de un síntoma: ya no hay dinero.
Y cuando el dinero se acaba, el gobierno no ajusta su gasto, sino que busca de dónde exprimir más.
Hoy son las aseguradoras.
Mañana puede ser cualquier otro sector productivo.
El doble cobro de IVA no solo es injusto; es ilegal, confiscatorio y profundamente regresivo.
En lugar de fortalecer la economía formal, la castiga.
Y en lugar de proteger al ciudadano, lo exprime por duplicado.

